Tras la emboscada registrada en Llallagua, Potosí, donde murieron tres efectivos de la Policía Boliviana, los principales candidatos presidenciales expresaron su condena y lanzaron duras críticas contra Evo Morales, a quien señalan como responsable de la escalada de violencia en el país.
El hecho, que cobró la vida de los subtenientes Carlos Enrique Apata Tola y Brayam Jorge Barrozo Rodríguez, así como del sargento segundo Jesús Alberto Mamani Morales, ha generado un amplio rechazo político. Según el Ministerio de Gobierno, los uniformados fueron asesinados por impactos de bala mientras cumplían un operativo de desbloqueo.
Jorge «Tuto» Quiroga, candidato presidencial de la alianza Libre, propuso que el Gobierno despliegue a las Fuerzas Armadas en las calles para restablecer el orden. Calificó de “salvaje” el asesinato de los policías: “Fueron asesinados salvajemente cumpliendo su deber”. Acusó a Morales de esconderse en el Chapare y afirmó que la movilización “ya no puede considerarse protesta”, calificándola de “subversiva y terrorismo”.
El candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC), Rodrigo Paz, también apuntó contra Morales: “Es un loco y esquizofrénico por el poder”. Lo responsabilizó por la muerte de los policías y pidió al Gobierno evaluar la declaratoria de estado de excepción. “El evismo se ha convertido en grupo de terror contra la democracia”, sostuvo.
Desde la alianza APB-Súmate, Manfred Reyes Villa se sumó a las críticas y calificó los hechos de Llallagua como un “asesinato con alevosía y premeditación”. Aseguró que Morales es el principal responsable del clima de violencia en el país: “La única forma de calmar la conflictividad en Bolivia es capturando al criminal de Evo Morales, y yo sé cómo hacerlo”, declaró sin ofrecer detalles.
Samuel Doria Medina, candidato de Unidad Nacional, exigió acciones concretas del Ejecutivo: “El Gobierno debe capturar a Evo Morales”, afirmó, acusando además a Andrónico Rodríguez de encubrir a los grupos violentos. “El país está rehén de las pugnas internas del MAS. Es inaceptable que se pierdan vidas por disputas de poder”, agregó.
Jaime Dunn, también en carrera presidencial, señaló que los policías fueron “emboscados y atacados mientras cumplían con su deber”, y advirtió que Bolivia ha llegado a un punto de terrorismo. Indicó que detrás de los grupos violentos hay financiamiento del narcotráfico, lo que explicaría el acceso a armamento. Recordó, además, que la Constitución prohíbe la postulación de Morales a la presidencia.
Desde el oficialismo, Eduardo del Castillo, exministro de Gobierno y actual candidato, reconoció que los policías fueron víctimas de una emboscada planificada. “Fue una acción violenta con armas, dinamita, pero con odio, con odio, con mucho odio”, expresó en un video difundido en redes sociales.
La alcaldesa de El Alto, Eva Copa, también condenó los hechos ocurridos en Llallagua. “Bolivia está de luto. La violencia desatada en Llallagua duele y enluta a familias bolivianas. Mi corazón está con sus familias”, manifestó. Llamó a retomar el diálogo: “La democracia no se construye con sangre, se construye con unidad”.
Andrónico Rodríguez, presidente del Senado, se pronunció en términos similares: “Rechazamos la violencia venga de donde venga. Lo ocurrido en Llallagua debe ser investigado con total transparencia. No vamos a justificar ninguna acción que derive en la pérdida de vidas humanas”, afirmó. También pidió al Ministerio Público actuar “sin sesgo político” y abogó por preservar el derecho a la protesta pacífica, sin recurrir a la violencia.
El asesinato de los tres efectivos en Llallagua marca un nuevo punto crítico en la crisis política que atraviesa Bolivia. Mientras las acusaciones entre líderes se intensifican, crece la presión sobre el Gobierno para responder con firmeza y esclarecer los hechos. La ciudadanía, en medio del duelo y la incertidumbre, exige justicia y el fin de la violencia entre bolivianos.